En el año 1.993 organizó un festival aéreo en Coruña del Conde, provincia de Burgos, para celebrar el bicentenario del primer vuelo del hombre, realizado por Diego Marín Aguilera, participando varias disciplinas aéreas: parapentes, aeromodelismo, avionetas y paramotores; en esta disciplina se invitó a Laureano Casado que impresionado por lo romántico del asunto, llegó a realizar un programa de televisión, y homologando un récord FAI en paramotor, en el mismo recorrido que Diego Marín quiso realizar.
En 1.993 y tras tiempos de febril actividad, se llega a volar un total de 320 horas de vuelo con un único avión. El Ejército del Aire notifica el abandono de la instalación, desafectándola del uso de la defensa, lo que genera una etapa de gran zozobra e incertidumbre, siendo entonces cuando el Real Aero Club de Burgos asume la defensa de la instalación, con la ayuda de sus socios y del RACE, emprendiendo la difícil tarea, para que sea la primera instalación que no se pierde y pueda pasar en el futuro a convertirse en un aeropuerto civil, tal y como son los comunitarios. Diploma de Honor de la FAILa FAI otorga el más alto galardón del mundo aeronáutico, el diploma Paul Thisandier de grupo al Real Aero Club de Burgos, en reconocimiento a la tenaz defensa del aeródromo, concienciando a las autoridades e instituciones y por mantener viva la llama y la esperanza del mundo de la aviación general y deportiva. Durante el tiempo de transición de instalación militar a aeropuerto civil, el Real Aero Club de Burgos se encarga de la gestión de vuelos, fomentando la actividad de todo tipo de vuelos. Esta coordinación no tarda en dar resultados muy satisfactorios.
Se atienden vuelos de aviones y helicópteros, se da apoyo a vuelos de aerotaxis, contra-incendios, sanitarios y de transplantes, nacionales e internacionales, incluso aeronaves de Estado como los del S.A.R. el Príncipe de Asturias, o las Infantas, Policía, Guardia Civil o FAMET. El tiempo pasa y los pilotos del Real Aero Club de Burgos incrementan la actividad, algunos se compran su avioneta y la basan en Burgos; son un total de diez aviones (a los que hay que sumar tres veleros) y que van desde un birreactor Westwind de la compañía Gestair (esta empresa opera en Burgos desde hace años), avionetas de diferentes características, hasta aviones de construcción amateur.
Prueba de ello es el notable incremento de actividad. En 1.996 la aviación general y deportiva efectuó el sesenta y tres por ciento de las operaciones y en 1.998 pasó a efectuar el ochenta y cuatro por ciento de las mencionadas operaciones de vuelo.
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